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Tiempo de ... aburrimiento! 11/05/2017

 

Como cada tarde, después de los juegos, me dirijo a la cocina para preparar la cena.

Mi hija mayor es tranquila, generalmente toma cuadernos y marcadores para colorear, mientras que la pequeña se pone a patinar o toma un globo, otras veces se recuesta sobre el sofá con las piernas al aire, cantando algunas canciones y girando los pies. Cuando las observo reflexiono sobre sus caracteres tan distintos y observo cómo pasan su tiempo "a solas".

Además de la escuela, la agenda de nuestros hijos es más rica que la nuestra: catecismo, deportes, música y demás cursos... todas las actividades que mamá y papá han elegido para ellos.

Todo esto requiere compromiso, implica sacrificios, exige pruebas y exige resultados.

Nosotros como adultos pedimos demasiado y todo junto al mismo tiempo: en la escuela debes ser bueno, el deporte te hace bien y por lo tanto debes hacerlo, el idioma extranjero que debes aprender primero es... Dictamos constantemente reglas sobre cómo deben comportarse, a dónde ir y en que horarios, sin darnos cuenta que nuestros hijos también necesitan aburrirse.

Sí, lo entendió bien: necesitan sentir y probar esa sensación de vacío de “no sé qué hacer” y “estoy aburrido”.

La sensación de no saber cómo ocupar el tiempo y la duración del mismo sin hacer nada ayudan a pensar y reflexionar a nuestros hijos. Pensar y reflexionar LIBREMENTE en las alternativas de como ocupar su tiempo en vez de quejarse (siempre que no se recurra a la TV o el tablet !!).

Inicialmente pudiera ser un juego o una actividad sugerida, pero poco a poco verá que el niño mismo será quien comenzará, de forma autónoma, a tomar la iniciativa de hacer algo para no aburrirse porque el momento del aburrimiento crea nuevos intereses, aumenta la curiosidad y la imaginación.

Recordemos apreciar el esfuerzo de lo que hacen nuestros hijos más que del resultado, sobre todo prestando interés genuino en ello, así aumentaremos su autoestima y su deseo de hacer, mostrándose cada vez más seguros a nuestros ojos.

No hay nada más "nutritivo", desde el punto de vista psicológico de un niño, que ver a su mamá y su papá que lo admiran sinceramente por lo que hace. Cuanto más se estimula la imaginación de un niño, se vuelve más curioso y hace más preguntas alimentando sus intereses y conocimientos.

De esta manera el aburrimiento sirve para descansar y pensar en como hacer para evitarla y esto se convierte en un entrenamiento constante para sus pequeñas mentes y su identidad en formación.

Dejemos que nuestros hijos se aburran, que se quejen de "qué puedo hacer" y "no sé qué hacer": tarde o temprano se cansarán de sentirse así e irán en busca de algo nuevo. De esta manera ¡los estamos ayudando a crecer!

 
Publicado en: Belleza y Salud

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